Seguro
que nunca os habéis parado a pensar la cantidad de celebraciones que tenemos
durante todo un año, y que casi todas las celebramos con comida, bebida,
regalos,… gastos y diversión, parece que
van siempre de la mano.
Comenzamos
con Año Nuevo, y Reyes, en mi caso vivo en Gallocanta como ya os lo he dicho un
millón de veces (orgullo, de mis raíces) también se celebra la fiesta de
Invierno de la Cofradía de San Fabián y San Sebastián, Santa Águeda, San Blas,
Festival de grullas de febrero, Carnaval, Semana Santa, San Jorge, día de la
cooperativa, fiestas de verano, Todos Santos, Hallowen, otro festival de
grullas, La constitución y la Inmaculada, Navidad…. Bueno y muchos más que se
improvisan en función de climatología, observación de las estrellas …..
La
cuestión es que siempre estamos con una fiesta o con otra. Por supuesto no podemos olvidar los
cumpleaños, de amigos y amigas, de padres, madres, abuelos, tíos, primos y el
nuestro propio.
Francamente
está muy bien tener tantas obligaciones festivaleras pero en alguna ocasión nos
hemos parado a pensar el presupuesto económico que necesitamos para poder participar de lo que la sociedad de
forma directa o indirecta nos impone.
Hoy es 14 de noviembre y en la televisión ya
nos invaden con propaganda de colonias, películas, dulces, bombones, felicidad,
paz, amor…. Todo enfocado al consumo de navidad, yo personalmente primero tengo
que pensar en el regalo del cumpleaños de mi madre a finales de este mes,
después como y con quien celebrar mi cumpleaños el 1 de diciembre, a finales de año el cumpleaños de mi abuelo,
y finalmente con lo que me quede del presupuesto pensar en las Navidades.
Creo
que la sociedad en general y más en los tiempos que nos toca vivir con el tema
de la crisis, debería de ser un poco más moderada con el abuso de publicidad
subliminal de consumo, consumo… a la cual nos vemos sometidos.
Todos
tenemos derecho a festejar o celebrar con mayores o con menores recursos, ya
que esto nos llevara a encontrar la felicidad y “la felicidad no se compran, ni
se vende”, por mucho que la pongan en los anuncios como reclamos de cualquier
producto.
En resumen solo quería
invitar a todo el mundo a ser feliz y que todos disfrutemos de las
celebraciones, cada uno dentro de sus posibilidades y “olvidemos la publicidad
consumista, que pueda agobiarnos”.
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