Con
el año nuevo casi todos nos planteamos cambios en nuestras vidas, unos cambios
son insignificantes y otros más trascendentales: perder peso, estar más con la
familia o amigos, estudiar todos los días para evitar acumulación de conceptos,….
realizar cambios en definitiva, para intentar mejorar nuestras
expectativas.
Nuestro
corazón en esos momentos late fuerte, pensando que el año próximo todo será
mucho mejor….
Supongo
que esta situación es habitual, pero desde aquí quería hacer una reflexión
sobre lo frustrarte que resulta tener una balanza imaginaria en la cual tenemos que sopesar
nuestras prioridades.
En
mi caso esta semana y la siguiente tengo varios exámenes
importantes dígase Química, Biología, Lengua, Historia…. Materias que tienes
que trabajar y estudiar de forma profunda
y las situamos en un lado de una balanza imaginaria y en el otro extremo de la balanza tenemos
fiesta de san Antón, que desde pequeño he celebrado con los vecinos del barrio,
abuelos, familia… de forma muy intensa y
emocionante con la posterior cena y tertulia hasta altas horas de la mañana. Pero
al día siguiente… tienes un examen ¿? QUE DILEMA ¿?
De
nuevo la tentación te acosa, este año es “Prior mayor” de la cofradía un
familiar cercano por lo cual aparte de los actos del programa tenemos comida
familiar. Esto significa que el viernes desde las siete de la tarde hasta las
dos o las tres de la mañana tienes compromisos, y el sábado desde las doce de
la mañana hasta las cinco o las seis de la tarde nuevamente tienes obligaciones
familiares.
Por
último y no menos tentador ese mismo sábado tú prima y vecina celebra su
cumpleaños “18 años” por lo que celebra una cena de amigos y por la noche la verbena.
Ahora entiendo porque año tras año, hay mucha
gente que el día de año nuevo se plantea muchos objetivos y con el paso de los
días estos objetivos se disipan o caen en el olvido, realmente resulta muy
complicado en alguna ocasión cumplir tus metas.
El
dilema está servido, hacemos caso a la balanza de la derecha con nuestro
demonio imaginario particular y disfrutamos del momento, que seguro que
resultara excepcional o somos
responsables y hacemos caso a nuestro angel que nos indica “estudia, estudia,…”
En
mi caso me reservo la decisión final y personal sobre hacia qué lado se ha
inclinado mí balanza pero la reflexión que quiero hacer es que la frustración
está garantizada tomes la decisión que tomes seguro que en nuestro interior
pensamos en las consecuencias de la opción que no hemos tomado y las
experiencias que esa opción nos hubiera aportado.
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